Con su típica capacidad de provocación, en más de una ocasión Richard Dawkins ha afirmado que adoctrinar a los niños en la religión es una forma de abuso infantil. De hecho, sostiene que el tormento mental infligido por la religión a los niños es peor que los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes, o por cualquier otro adulto. Como apoyo, cita una conversación que mantuvo con una persona que fue abusada por un sacerdote católico. Según Dawkins, la mujer le dijo que, «si bien ser abusada por un sacerdote fue una experiencia “asquerosa”, el hecho de que le dijeran de niña que un amigo protestante que falleció se “asaría en el infierno” fue más angustioso».