¿La información proviene de una mente?

Imagine que está volando sobre el desierto y observa un montón de rocas abajo. Lo más probable es que no le dé importancia. Pero supongamos que las rocas estuvieran dispuestas de tal manera que se pudiera leer un mensaje. Apuesto a que llegaría a la conclusión de que alguien ha dispuesto esas rocas para comunicarle algo a usted y a otras personas que podrían volar sobre el desierto.

Llegas a esa conclusión porque la experiencia le ha enseñado que los mensajes provienen de personas o, mejor dicho, que la información proviene de una mente. Y, con ese fin, la información sirve de marcador para el trabajo de un agente inteligente.

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Recientemente, un escéptico me cuestionó sobre este aspecto, argumentando que podemos identificar numerosos ejemplos de sistemas naturales que albergan información, pero que la información en estos sistemas surgió a través de procesos naturales, no de una mente.

Entonces, ¿la información realmente procede de una mente? ¿Y puede utilizarse esta afirmación para defender la existencia de un Creador y su papel en el origen y diseño de la vida?

Yo creo que sí. Y mis razones se exponen a continuación.

La información y los argumentos a favor de un creador

A la luz de la (supuesta) relación entre la información y las mentes, me parece provocativo que los sistemas bioquímicos sean sistemas de información.

Dos de las clases más importantes de moléculas que contienen información son los ácidos nucleicos (ADN y ARN) y las proteínas. En ambos casos, el contenido de información en estas moléculas surge de las secuencias de nucleótidos y aminoácidos, respectivamente, que componen estos dos tipos de biomoléculas.

La información que albergan las secuencias de nucleótidos de los ácidos nucleicos y las secuencias de aminoácidos de las proteínas es información digital. La información digital está representada por una sucesión de unidades discretas, igual que los unos y los ceros que codifican la información manipulada por los dispositivos electrónicos. En este sentido, secuencias de nucleótidos y aminoácidos forman unidades informativas discretas que codifican la información en el ADN,el ARN y las proteínas, respectivamente.

Pero la información de los ácidos nucleicos y las proteínas también tiene características analógicas. La información analógica varía de forma continua e ininterrumpida, como las ondas de radio utilizadas para la radiodifusión. La información analógica en los ácidos nucleicos y las proteínas se expresa a través de las estructuras tridimensionales que adoptan ambas clases de biomoléculas. (Para más información sobre la naturaleza de la información bioquímica, véase Recursos).

Si nuestra experiencia nos enseña que la información proviene de mentes, entonces el hecho de que las clases clave de biomoléculas estén compuestas por información tanto digital como analógica hace razonable concluir que la vida misma proviene del trabajo de una Mente.

¿La información bioquímica es realmente información?

Escépticos como el filósofo Massimo Pigliucci suelen desestimar este argumento de diseño en particular, sosteniendo que la información bioquímica no es información genuina. En cambio, sostienen que cuando los científicos se refieren a las biomoléculas como portadoras de información, están empleando una analogía ilustrativa —una metáfora científica— y nada más. Acusan a los creacionistas y a los defensores del diseño inteligente de malinterpretar el uso que hacen los científicos del lenguaje analógico para defender la existencia de un Creador.1

A la luz de esta crítica, vale la pena señalar que los argumentos a favor de un Creador no se basan simplemente en la presencia de información digital y analógica en las biomoléculas, sino que obtienen apoyo adicional de los trabajos en teoría de la información y bioinformática.

Por ejemplo, el teórico de la información Bernd-Olaf Küppers señala en su obra clásica Information and the Origin of Life [Información y el Origen de la vida] que la estructura de la información alojada en los ácidos nucleicos y las proteínas se parece mucho a la organización jerárquica del lenguaje humano.2 Esto es lo que Küppers escribe:

La analogía entre el lenguaje humano y el lenguaje genético molecular es bastante estricta. . . .. Así, los problemas centrales del origen de la información biológica pueden ilustrarse adecuadamente con ejemplos del lenguaje humano sin sacrificar exactitud.3

A esta idea se suma el trabajo de un equipo del NIH que descubrió que el contenido informativo de las proteínas tiene la misma estructura matemática que el lenguaje humano. Para ello, descubrieron que existe una gramática universal que define la estructura de la información bioquímica de las proteínas. (Para más detalles sobre el trabajo del equipo del NIH, véase Recursos)

En otras palabras, el descubrimiento de que la información bioquímica comparte las mismas características que el lenguaje humano profundiza la analogía entre la información bioquímica y el tipo de información que creamos como diseñadores humanos. Y, al hacerlo, refuerza los argumentos a favor de un Creador.

Estudios adicionales que refuerzan los argumentos a favor de un Creador

También lo hacen otros trabajos, como los estudios sobre el código de barras genético. Los biólogos han podido identificar, catalogar y supervisar especies animales y vegetales utilizando segmentos relativamente cortos y estandarizados de ADN dentro de los genomas. Se refieren a estas secuencias como códigos de barras genéticos, que son análogos a los códigos de barras que utilizan los comerciantes para fijar el precio de los productos y controlar el inventario.

Normalmente, los códigos de barras albergan información en forma de líneas oscuras paralelas sobre un fondo blanco, creando áreas de alta y baja reflectancia que pueden ser leídas por un escáner e interpretadas como números binarios. La codificación de barras con ADN es posible porque esta biomolécula, en su esencia, es un sistema basado en la información. Dicho de otro modo, este trabajo demuestra que la información en el ADN no es metafórica, sino que es de hecho informativa. (Para más detalles sobre el código de barras genético, véase “DNA Barcodes Used to Inventory Plant Biodiversity” [Códigos de barras del ADN utilizados para inventariar la biodiversidad vegetal] en Recursos).

El trabajo en nanotecnología también refuerza la analogía entre la información bioquímica y la información que creamos como diseñadores humanos. Por ejemplo, varios investigadores están explorando el ADN como medio de almacenamiento de datos. De nuevo, este trabajo demuestra que la información bioquímica es información. (Para más detalles sobre el ADN como soporte de almacenamiento de datos, véase Recursos).

Por último, los investigadores han descubierto que las máquinas de proteínas que operan en el ADN durante procesos como la transcripción, la replicación y la reparación funcionan literalmente como un sistema informático. De hecho, la similitud es tan fuerte que esta idea ha dado lugar a una nueva área de la nanotecnología llamada computación del ADN. En otras palabras, la maquinaria de la célula manipula la información del mismo modo que los diseñadores humanos manipulan la información digital. Para más detalles, eche un vistazo al artículo “Biochemical Turing Machines ‘Reboot’ the Watchmaker Argument” [Las máquinas de Turing bioquímicas ‘reinician’ el argumento del relojero] en Recursos).

La conclusión es la siguiente: cuanto más aprendemos sobre la arquitectura y la manipulación de la información bioquímica, más fuerte se vuelve la analogía.

¿La información proviene de una mente?

Otros escépticos cuestionan este argumento de otra manera. Afirman que la información puede originarse sin una mente. Por ejemplo, un escéptico me lo planteó recientemente de esta manera:

«Un volcán puede generar información en las rocas que produce. A partir [the]dela información que observamos, podemos dilucidar lo que significa». Es decir, en este ejemplo, que la roca procede del volcán. No hubo una Mente en la generación de información, sino más bien mentes trabajando, generando significado.

Del mismo modo, un árbol en crecimiento puede generar información a través de sus anillos. Los seres humanos también pueden generar información mediante la producción de ondas sonoras.

Sin embargo, no creo que los volcanes tengan mentes, ni tampoco los árboles, al menos no de la forma en que nosotros tenemos mentes.»

–Roland W. via Facebook

Me parece un punto interesante. Pero no creo que esta objeción socave los argumentos a favor de un Creador. Irónicamente, creo que los fortalece. Sin embargo, antes de explicar por qué, tengo que hacer una aclaración importante.

En los ejemplos de Roland, mezcla dos tipos diferentes de información. Cuando me refiero a la analogía entre lenguajes humanos e información bioquímica, me refiero específicamente a la información semántica, que consiste en combinaciones de símbolos que comunican un significado. De hecho, lo que dice Roland sobre que los humanos generan información con ondas sonoras es un ejemplo de información semántica, en la que los sonidos sirven como combinaciones de símbolos efímeros.

El tipo de información que se encuentra en las rocas volcánicas y en los anillos de los árboles es diferente de la información semántica que se encuentra en los lenguajes humanos. En realidad, se trata de información algorítmica, lo que significa que consiste en un conjunto de instrucciones. Y técnicamente, las rocas y los anillos de los árboles no contienen esta información, sino que son el resultado de ella.

La razón por la que podemos extraer significado y conocimiento de las rocas y los anillos de los árboles es por las leyes de la naturaleza, que corresponden a información algorítmica. Podemos pensar en estas leyes como instrucciones que determinan el funcionamiento del mundo. Como hemos descubierto estas leyes, y porque también hemos descubierto los algoritmos de la naturaleza, podemos extraer información y significado del estudio de las rocas y los anillos de los árboles.

De hecho, Küppers señala que los sistemas bioquímicos también consisten en conjuntos de instrucciones instanciadas dentro de las propias biomoléculas. Estas instrucciones dirigen las actividades de los sistemas biomoleculares y, por tanto, el funcionamiento de la célula. Dicho de otro modo, la información bioquímica es también información algorítmica.

Desde un punto de vista algorítmico, el contenido de la información está relacionado con la complejidad de las instrucciones. Cuanto más complejas sean las instrucciones, mayor será el contenido de información. Para ilustrarlo, consideremos una secuencia de ADN que consiste en nucleótidos alternantes, AGAGAGAG . . . y así sucesivamente. Las instrucciones necesarias para generar esta secuencia son:

  1. Añadir una A
  2. Añadir una G
  3. Repetir los pasos 1 y 2, x número de veces, donde x corresponde a la longitud de la secuencia de ADN dividida por 2

Pero ¿qué ocurre con una secuencia de ADN que corresponde a un gen típico? En efecto, al no existir un patrón para esa secuencia, el conjunto de instrucciones necesarias para crear esa secuencia es la propia secuencia. En otras palabras, en un gen reside una cantidad mucho mayor de información algorítmica que en una secuencia repetitiva de ADN.

Y, por supuesto, nuestra experiencia común nos enseña que la información –ya sea que se encuentre en un gen, en un montón de rocas o en un anillo de árbol– proviene de una Mente.

Recursos

Notas
  1. Por ejemplo, véase Massimo Pigliucci y Maarten Boudry, “Why Machine-Information Metaphors Are Bad for Science and Science Education,” Science and Education 20, no. 5–6 (mayo de 2011): 453–71; doi:10.1007/s11191-010-9267-6.
  2. Bernd-Olaf Küppers, Information and the Origin of Life(Boston, MA: MIT Press, 1990), 24–25.
  3. Küppers, Information, 23.