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Si Dios Odia el Aborto ¿Por Qué Ocurren Tantos Espontáneos en los Humanos?

 

Un argumento fundamentalista común contra el aborto es que a cada ser humano se le concede un alma en el momento de la concepción, y que destruir esa «alma» equivale a un asesinato. . . . . Sin embargo, hay algunos problemas serios con la lógica de la infusión del alma en el momento de la concepción. El CDC, así como March of Dimes y varios expertos en fertilidad, han realizado estudios para ver exactamente la dificultad de llevar un embarazo a término. En general, menos del 70% de todos los óvulos fecundados llegan a implantarse en el útero de la madre para que el embarazo continúe. A partir de ahí, hay un 25-50% de posibilidades de abortar antes incluso de saber que se está embarazada. Así que, si lo miras desde el punto de vista fundamentalista, todas esas pequeñas almas están recibiendo un hogar, sólo para ser abortadas antes de que siquiera sepan que están vivas. La investigación científica ha recopilado la siguiente información sobre las tasas de embarazos abortados de forma natural en los seres humanos (o, si crees que todo sucede por una razón, los embarazos abortados por el propio Dios).

RationalWiki, “Spontaneous Abortion in Humans” [enlace en inglés]

Aborto natural y preguntas difíciles
Quizás no haya nada más doloroso y confuso para una mujer que cuando experimenta un aborto natural. Mi esposa y yo lo sabemos de primera mano. El primer embarazo de Amy terminó con un aborto natural al principio del primer trimestre. Nuestra alegría y emoción fueron sustituidas por la tristeza y una decepción indescriptible. No sé si alguna vez podré entender de verdad cómo se sentía mi esposa entonces o cómo se siente ahora por nuestra pérdida. Nos preguntamos, todos estos años después, si nuestro primer hijo fue niño o niña. Sin embargo, estamos muy agradecidos por los maravillosos hijos que Dios nos dio.

Las preguntas que rodean a los abortos espontáneos y a los abortos naturales son ciertamente dolorosas. Pero también exponen profundos problemas filosóficos y teológicos con implicaciones de gran alcance para la fe cristiana. La elevada tasa de abortos espontáneos durante los embarazos humanos plantea preguntas sobre la bondad de Dios y también incide en la controversia sobre la creación/evolución y en el debate sobre el aborto.

  • Si los seres humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios -como corona de la creación-, ¿no habría diseñado un Creador un proceso menos defectuoso y propenso a errores para la reproducción humana?
  • Si un Creador hizo seres humanos con alma en el momento de la concepción, ¿por qué algunos de estos embriones viven, aunque sea brevemente, antes de que el embarazo -y su vida- llegue a su fin?
  • Si un Creador odia el aborto, ¿por qué el índice de abortos espontáneos es tan elevado?
  • A la luz del alto índice de abortos espontáneos, ¿por qué es tan malo que los seres humanos interrumpan voluntariamente un embarazo?

Sin duda, estas preguntas representan un serio desafío para la fe cristiana. Afortunadamente, los nuevos conocimientos científicos sobre la mortalidad de los embriones y la causa de los abortos naturales tempranos ayudan a abordar algunas de estas desafiantes y desgarradoras preocupaciones, aunque otras preguntas sigan siendo un inquietante misterio.

Antes de examinar estos nuevos conocimientos, es necesario abordar una preocupación más amplia sobre las consecuencias de la constancia de las leyes de la naturaleza y cómo esta característica influye en la incidencia de los abortos espontáneos.

Consecuencias de la segunda ley de la termodinámica

Dada la complejidad de los sistemas biológicos, como la reproducción humana, no es razonable pensar que estos procesos, por muy bien diseñados que estén, vayan a funcionar siempre de forma impecable. Más aun teniendo en cuenta la influencia que ejerce la segunda ley de la termodinámica.

Como consecuencia de esta ley, es inevitable que se produzcan errores -al menos, en alguna ocasión- durante todos los procesos biológicos. Debido a la invariabilidad de las leyes de la naturaleza, la segunda ley está siempre en funcionamiento. Por lo tanto, los errores se producirán durante: (1) la fecundación, (2) la implantación del embrión en la pared uterina y (3) la formación de la placenta y el crecimiento y desarrollo del embrión. Estos errores dan lugar a abortos espontáneos, abortos naturales y mortinatos.

Aunque es tentador ver la entropía (la segunda ley de la termodinámica) de forma negativa, es importante reconocer que, si no fuera por la entropía, la existencia de la vida sería imposible. La entropía permite el metabolismo y desempeña un papel fundamental en la formación y estabilidad de las membranas celulares, las estructuras de orden superior de las proteínas y la doble hélice del ADN.

Por supuesto, el funcionamiento implacable de las leyes de la naturaleza conduce a profundas cuestiones teológicas y filosóficas que ya he abordado anteriormente y pueden ver aquí la entrada en inglés. Incluso si los errores son inevitables en los procesos biológicos, ¿no podría Dios haber diseñado de alguna manera la reproducción humana para que fuera menos propensa a los errores?

Afortunadamente, recientes conocimientos científicos ayudan a abordar esta cuestión, empezando por una evaluación detallada de la mortalidad temprana de los embriones.

¿Cuál es la tasa real de abortos espontáneos?

Un estudio de la literatura científica revela que las tasas de abortos espontáneos son muy variadas. Aun así, estas tasas parecen indicar que la reproducción humana es un proceso altamente ineficiente con tasas de mortalidad embrionaria:

  • antes y durante la implantación: hasta un 75%
  • antes de las seis primeras semanas de embarazo: hasta un 80%
  • durante el primer trimestre: hasta el 70%
  • antes de las primeras 20 semanas: hasta un 50%
  • desde la fecundación hasta el nacimiento: hasta un 90%

Pero, como señala el fisiólogo Gavin Jarvis, de la Universidad de Cambridge, estos índices de abortos espontáneos son, con toda seguridad, exagerados y encuentran poco apoyo probatorio. Estas estadísticas se basan en la especulación y en estimaciones imprecisas de la mortalidad embrionaria.1 En un intento de remediar este problema, Jarvis llevó a cabo una cuidadosa reevaluación de los datos publicados sobre la mortalidad embrionaria.

Como parte de esta evaluación, Jarvis concluye que es imposible saber cuántos embriones mueren -o sobreviven- durante la primera semana de embarazo, desde el momento de la fecundación hasta las primeras fases de la implantación. El primer momento en el que se puede estudiar de forma realista la supervivencia de los embriones en un entorno clínico es después de la primera semana de embarazo, cuando se puede detectar la hormona gonadotrofina coriónica humana (hCG). Antes de ese momento, la tasa de pérdida de embriones es una mera conjetura.

Algunos investigadores biomédicos han intentado estimar la mortalidad de los embriones durante la primera semana de embarazo a partir de estudios de fecundación in vitro. Jarvis sostiene que estas estimaciones carecen de sentido. Dice que es difícil creer que la supervivencia del embrión en condiciones de laboratorio refleje las tasas de supervivencia del embrión en condiciones naturales. De hecho, dado que la fecundación in vitro y el posterior crecimiento de los embriones se producen en condiciones no óptimas y no naturales, sugiere que la mortalidad de los embriones es probablemente mucho mayor cuando se lleva a cabo en el laboratorio que cuando la fecundación y el desarrollo embrionario en su fase inicial tienen lugar in vivo. Jarvis señala: «Es imposible dar una cifra precisa de cuántos embriones sobreviven en la primera semana, pero en mujeres sanas normales, probablemente se sitúe entre el 60-90%».2

La información sobre la mortalidad de los embriones se puede cuantificar después de la primera semana. Resulta que aproximadamente 1 de cada 5 embriones muere durante la implantación. De hecho, en muchos de estos casos la mujer no se daría cuenta de que está embarazada, porque no le faltaría la regla. Una vez que a la mujer le falta la regla, sólo entre el 10 y el 15% de los embriones mueren antes de nacer. En total, alrededor del 70% de los embriones llegan a nacer vivos, una vez que comienza la implantación y se confirma clínicamente el embarazo a partir de los niveles de hCG.

Como señala Jarvis, «aunque no podemos ser precisos, sí podemos evitar la exageración, y de la revisión de los estudios que existen se desprende que sobreviven muchos más [embryos] [embriones] de lo que se suele afirmar».3

Aunque la tasa de abortos espontáneos no es tan alta como se suele informar, los escépticos siguen teniendo motivos para cuestionar el diseño de la reproducción humana, considerándola un proceso defectuoso y propenso a los errores. Sin embargo, los nuevos conocimientos sobre las causas de los abortos espontáneos y los abortos naturales sugieren que la pérdida del embarazo, especialmente durante las primeras etapas de este, se debe a una razón. A la luz de estos conocimientos, parece que los abortos espontáneos pueden entenderse correctamente como una parte necesaria del diseño de la reproducción humana.

¿Por qué se producen los abortos espontáneos?

La mayoría de los abortos naturales parecen ser el resultado de anomalías cromosómicas. Los embriones con cromosomas dañados o con un número anormal de cromosomas suelen morir. Los investigadores biomédicos han descubierto que entre el 50 y el 80% de los embriones humanos producidos por fecundación in vitro tienen al menos una célula que presenta anomalías cromosómicas. (Como ya se ha dicho, es probable que las estadísticas de la fecundación in vitro no sean medidas fiables de la fecundación natural, por lo que debemos ser cautos a la hora de interpretar este hallazgo).4 Los investigadores también han descubierto que la principal causa de mortalidad de los embriones durante la fecundación in vitro parece estar asociada a las anomalías cromosómicas.

Como he señalado, estas anomalías surgen inevitablemente como consecuencia de la complejidad de la reproducción humana y de la segunda ley de la termodinámica. Ante esta inevitabilidad, los investigadores biomédicos piensan ahora que los abortos espontáneos sirven para evitar que los embriones con anomalías cromosómicas se desarrollen una vez que comienzan el proceso de implantación. Al estudiar las interacciones entre embriones creados mediante fecundación in vitro con células cultivadas del endometrio (las capas celulares que recubren la pared uterina), los investigadores han descubierto que cuando se introducen embriones sanos en células endometriales en una placa de Petri, éstas se agrupan alrededor del embrión, liberando sustancias químicas que favorecen la implantación. Por el contrario, las células endometriales rechazan a los embriones con anomalías cromosómicas, deteniendo la liberación de sustancias químicas que favorecen la implantación.5 Estos investigadores también descubrieron que las células endometriales expuestas a embriones con anomalías cromosómicas experimentaban una respuesta de estrés, mientras que los embriones sanos activaban redes de genes en las células endometriales que conducían a la producción de enzimas metabólicas y la secreción de factores de implantación. Los investigadores confirmaron este resultado exponiendo los úteros de ratones a medios de cultivo celular que se utilizaron para cultivar embriones humanos anormales y observaron la misma respuesta en las células de ratón in vivoque en las células humanas in vitro.

En otras palabras, parece que el endometrio actúa como un guardián que rechaza los embriones con anomalías cromosómicas y acoge a los embriones viables desde el punto de vista del desarrollo. Como el rechazo de los embriones anormales se produce en una fase tan temprana del embarazo, la mayoría de las mujeres no son conscientes de que estaban embarazadas.

Irónicamente, algunos investigadores creen que la generalización de los abortos naturales ha contribuido al éxito de nuestra especie. En comparación con otros mamíferos, los humanos tienen una tasa de abortos espontáneos inusualmente alta (incluso si tenemos en cuenta las estimaciones revisadas de Jarvis). En su mayoría, los humanos dan a luz a un solo niño que requiere nueve meses de gestación. Otros mamíferos tienen gestaciones más cortas, y algunos dan a luz   camadas. Para estos mamíferos, un proceso que permita que unos pocos embriones anormales crezcan y se desarrollen tiene relativamente pocas consecuencias, porque un número importante de la camada estará sano. Pero en el caso de los humanos, permitir que un solo embarazo malogrado llegue a término es una estrategia errónea. Como señala el biólogo Shawn Chavez, «en el caso de los animales que tienen camadas, puede que fabriquen 10 embriones al mes y sólo ocho lleguen a nacer vivos, pero siguen siendo ocho. En cambio, nosotros sólo podemos fabricar un embrión al mes, así que, si no es uno bueno, quizá sea mejor volver a intentarlo el mes siguiente».6 El biólogo Tim Bruckner hace una observación similar. «Según la teoría de la selección natural, queremos tener hijos que sobrevivan a la infancia y crezcan y tengan sus propios hijos para que puedan transmitir nuestros genes. Existe la idea de que la reproducción humana es ineficaz porque se pierden muchos embarazos, pero en general puede haber conducido a la preservación de nuestra especie».7

Estos conocimientos sobre la causa del aborto involuntario también contribuyen a nuestra comprensión de la infertilidad. Las mujeres con un endometrio hipervigilante pueden tener dificultades para quedarse embarazadas porque el endometrio rechaza   tanto los embriones anormales como los sanos. Del mismo modo, estos conocimientos explican por qué algunas mujeres son propensas a sufrir abortos. En este caso, su endometrio no es lo suficientemente selectivo, permitiendo que se desarrollen embriones que de otra manera «biológicamente» no deberían.

Abortos espontáneos: Una característica necesaria del diseño de la reproducción humana

A primera vista, la elevada tasa de abortos espontáneos parece un defecto de diseño. En realidad, esta característica de la reproducción humana refleja una exquisita razón biológica. Aunque emocionalmente brutales, los abortos naturales son una característica necesaria del proceso de reproducción humana que surge de la complejidad de la reproducción humana y de la segunda ley de la termodinámica. Si no fuera por la elevada tasa de abortos espontáneos, tendríamos una menor probabilidad de tener hijos sanos.

Aunque este conocimiento científico no responde a todas las preguntas difíciles asociadas a los abortos espontáneos, puede ofrecer alguna fuente de consuelo sabiendo que existe una razón para la pérdida del embarazo. Como escribe la periodista científica Alice Klein:

A pesar de lo traumático que fue mi propio aborto, es reconfortante saber que probablemente no se debió a nada que yo hiciera o a algo que estuviera mal en mí. Al contrario, lo más probable es que se debiera a un error genético aleatorio sobre el que no tenía ningún control. En lugar de que mi cuerpo me fallara, es posible que me protegiera de seguir invirtiendo en un embarazo que probablemente no iba a producir un bebé sano.8

Después de todos estos años, yo también encuentro consuelo al saber que hay una razón por la que mi esposa sufrió un aborto natural. Sin embargo, a Amy y a mí nos quedan muchas preguntas, preguntas para las que quizá nunca recibamos respuestas. Aunque puede sonar extraño para las personas no religiosas, en medio de esta incertidumbre, elegimos confiar en el hecho de que Dios es justo y misericordioso y soberano sobre todas las cosas.

Recursos

Las leyes fijas de la naturaleza

El elegante diseño de la reproducción humana

La discapacidad y la imagen de Dios

Argumento pro-vida

Notas
  1. Gavin E. Jarvis, “Early Embryo Mortality in Natural Human Reproduction: What the Data Say,” F1000Research 5 (June 12, 2017): 2765, doi:10.12688/f1000research.8937.2. [enlace en inglés]
  2. Universidad de Cambridge, “Human Reproduction Likely to Be More Efficient Than Previously Thought,” ScienceDaily (June 13, 2017), sciencedaily.com/releases/2017/06/170613101932.htm. [enlace en inglés]
  3. Universidad de Cambridge, “Human Reproduction.”
  4. Lucia Carbone y Shawn L. Chavez, “Mammalian Pre-Implantation Chromosomal Instability: Species Comparison, Evolutionary Considerations, and Pathological Correlations,” Systems Biology in Reproductive Medicine 61, no. 6 (2015): 321–35, doi:10.3109/1939638.2015.1073406. [enlace en inglés]
  5. Gijs Teklenburg et al., “Natural Selection of Human Embryos: Decidualizing Endometrial Stromal Cells Serve as Sensors of Embryo Quality upon Implantation,” PLoS One 5 (April 21, 2010): e10258, doi:10.1371/journal.pone.0010258; Jan J. Brosens et al., “Uterine Selection of Human Embryos at Implantation,” Scientific Reports 4 (February 6, 2014): 3894, doi:10.1038/srep03894.
  6. Alice Klein, “The Real Reasons Miscarriage Exists—And Why It’s So Misunderstood,” New Scientist (August 5, 2020), https://www.newscientist.com/article/mg24732940-900-the-real-reasons-miscarriage-exists-and-why-its-so-misunderstood/. [enlace en inglés]
  7. Klein, “The Real Reasons Miscarriage Exists.”
  8. Klein, “The Real Reasons Miscarriage Exists.”