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Teorías sobre Dios y el tiempo

El tiempo, tanto para el universo como para nosotros como humanos, es lineal. Es decir, para nosotros sólo existe una dimensión del tiempo. En esa única dimensión, el tiempo avanza inexorablemente. Podemos ralentizar el paso del tiempo ajustando nuestra velocidad, pero no podemos invertirlo o detenerlo. En pocas palabras, siempre hay un pasado, un presente y un futuro para el universo, y para nosotros como sus habitantes.

Tanto los filósofos como los científicos han tratado de elaborar una definición precisa de la dimensión cósmica del tiempo. Los científicos han desarrollado normalmente definiciones termodinámicas del tiempo, señalando la fuerte correlación entre el aumento de la entropía y el paso del tiempo. También señalan la estrecha correlación entre el paso del tiempo y la temperatura de la radiación cósmica de fondo (la radiación sobrante de la creación cósmica).

Los filósofos de los últimos dos milenios han relacionado el tiempo con el principio de causa y efecto. Señalan que, en el tiempo, las causas siempre son anteriores a sus efectos. También explican cómo la naturaleza del efecto y de su causa determina el tiempo que transcurre entre la causa y el efecto.

Todas estas definiciones del tiempo son incompletas, y necesariamente lo son porque los seres humanos están atrapados en una dimensión temporal del universo. No podemos salir de esta dimensión temporal para observar todas sus propiedades y operaciones.

Dios y las teorías del tiempo
Desde hace al menos 1.500 años, los filósofos debaten sobre la forma en que Dios experimenta el tiempo, y la mayor parte de la disputa gira en torno a las teorías A y B.

En la teoría A del tiempo, el tiempo es tenso, donde hay diferencias claras entre el pasado, el presente y el futuro. En la teoría B, el tiempo no tiene tensión y no hay diferencias entre el pasado, el presente y el futuro. Los filósofos discuten si Dios opera en una teoría A del tiempo, en una teoría B del tiempo, o posiblemente en una combinación de ambas.

Agustín de Hipona (354-430) escribió que Dios habitaba en la “intemporalidad”,1 pero nunca definió su uso de la palabra. Así, tanto los filósofos como los científicos han citado a Agustín en apoyo de sus diferentes teorías sobre el tiempo.

En el libro de ciencia más vendido (más de 11 millones de ejemplares) A Brief History of Time (Una breve historia del tiempo), el difunto Stephen Hawking trató de eliminar la necesidad de que Dios explicara el comienzo del universo.2 En su intento, invocó el tiempo imaginario para eliminar la necesidad de un comienzo cósmico. Con una hipotética dimensión del tiempo imaginario que acompaña a la dimensión del tiempo real, Hawking invoca en efecto dos dimensiones del tiempo.

Dios, el creador del tiempo
Hawking admite que su apelación al tiempo imaginario es una especulación y que el universo en el que vivimos está, en realidad, limitado al tiempo real.3 En mis libros The Creator and the Cosmos (El creador y el cosmos)4 y Why the Universe Is the Way It Is(Por qué el universo es como es),5 escribo sobre los teoremas espacio-temporales. Estos teoremas establecen que un agente causal más allá del espacio y el tiempo creó las dimensiones espacio-temporales del universo. Uno de los autores de estos teoremas, Alexander Vilenkin, escribió:

Con la prueba hallada, los cosmólogos ya no pueden esconderse detrás de la posibilidad de un universo eterno pasado. No hay escapatoria, tienen que enfrentarse al problema de un comienzo cósmico.6

El problema que implica tal comienzo es que debe existir un Agente Causal -a saber, Dios- que tenga el poder de crear dimensiones espacio-temporales a voluntad.

Dios en el tiempo y fuera del tiempo
Que Dios haya creado la dimensión temporal del universo implica que podría crear otras dimensiones temporales. Por lo tanto, Dios podría operar dentro de tantas dimensiones temporales como desee. En mi libro Beyond the Cosmos (Más allá del cosmos), describo cómo las doctrinas del libre albedrío humano y de la predeterminación divina pueden operar simultáneamente en el contexto de tres dimensiones independientes del espacio.7 Asimismo, Jesucristo podría elegir, en un plazo de 6 a 9 horas de nuestro tiempo, acceder a dos dimensiones más del tiempo para expiar todos los pecados cometidos por todos los seres humanos-pasados, presentes y futuros (ver figura).8

Imagen: Demostración de que Jesús expía los pecados de toda la humanidad en tres dimensiones del tiempo. La línea negra es la dimensión temporal del universo a lo largo de la cual Jesucristo sufrió durante 6-9 horas en la cruz. (Piensa que viene perpendicularmente desde detrás de este plano y sale a través de la cruz más allá de este plano). Sin embargo, como Jesús es Dios, durante esas 6-9 horas pudo elegir sufrir en otras dos dimensiones del tiempo a lo largo de 100 mil millones de dimensiones paralelas de tiempo infinitamente largas (las flechas rojas). Siendo Dios, ésta es sólo una de las infinitas maneras en que Jesús podría haber expiado todos los pecados de la humanidad en sólo 6-9 horas de nuestro tiempo. Crédito de la imagen: Hugh Ross

Esto no significa, sin embargo, que Dios esté sujeto a las dimensiones que crea. Él puede operar con un poder ilimitado completamente independiente de su creación, incluyendo cualquier número de dimensiones espacio-temporales -o de otro tipo-. Es decir, Dios puede estar ejerciendo la predeterminación divina desde más allá de cualquier dimensión que haya creado. Del mismo modo, Jesucristo puede haber pagado el precio de la expiación desde un lugar completamente ajeno a cualquier dimensión creada.

En muchos lugares, la Biblia afirma que los tres miembros del Dios trino coexistieron en una relación de amor entre sí y estaban planeando y elaborando la redención de miles de millones de seres humanos antes de que ellos (él) crearan el tiempo.9 Tales acciones implican que Dios es capaz de experimentar lo que reconoceríamos como fenómenos temporales completamente independientes del tiempo -o de las múltiples dimensiones del tiempo como las conocemos.

Nuestro Dios es realmente un Dios todopoderoso, y sus poderes superan todo lo que podemos pensar o imaginar. Antes de que el tiempo existiera en cualquier número de dimensiones que él decidiera crear, Dios realizaba actos y experimentaba fenómenos que van más allá de nuestra capacidad de especulación. Alabado sea Dios, de quien fluyen todas las bendiciones.

Notas
  1. Augustine of Hippo, Confessions. Book Eleven, chapters XIII–XXXI, Book Twelve, chapter XV http://faculty.georgetown.edu/jod/augustine/conf.pdf
  2. Stephen W. Hawking, A Brief History of Time: From the Big Bang to Black Holes (New York: Bantam, April 1988), 143–53.
  3. Hawking, Brief History, 138–39, 164–65.
  4. Hugh Ross, The Creator and the Cosmos: How the Latest Scientific Discoveries Reveal God, 4th ed. (Covina, CA: RTB Press, 2018), 102–4, 111–22, 127–28.
  5. Hugh Ross, Why the Universe Is the Way It Is (Grand Rapids: Baker, 2008), 127–31.
  6. Alexander Vilenkin, Many Worlds in One: The Search for Other Universes (New York: Hill & Wang, 2006), 176.
  7. Hugh Ross, Beyond the Cosmos: The Transdimensionality of God, 3rd ed. (Covina, CA: RTB Press, 2017), 131–49.
  8. Ross, Beyond the Cosmos, 104–111.
  9. Two such examples are 2 Timothy 1:9 and Titus 1:2.